Nunca me ha gustado disfrazarme. Paso vergüenza, voy incómoda, y sencillamente no me siento yo. Pero la semana pasado tuvimos una fiesta de Halloween en la universidad de mi marido y tenía que intentarlo una vez más...
Yo lo tenía claro: me pongo toda de negro con mi ropa y me compro un sombrero de bruja que me pueda quitar y una escoba y listo!
Pero no me preguntéis cómo, Alejandra, una amiga de aquí que su marido también estudia el máster (haré un post en relación a esto, mi nueva familia, es decir toda la gente que he conocido, es lo más importante para estar bien!) me convenció. Al final fuimos las 2 vestidas iguales de años 20:
Increíble cómo iba disfrazada la gente, ¡una pasada! Así que de hecho, menos mal que me disfracé "en condiciones".... Cuando fue la fiesta no sabía que haría un blog y no hice casi fotos, pero os prometo que fue espectacular!
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